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Mostrando las entradas de mayo, 2021

Mitos en la piel: la importancia del agua en tu rutina diaria

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¿Has sentido alguna vez tu piel seca, áspera u opaca? Esto puede deberse a múltiples factores, entre ellos, a que no tienes la costumbre de tomar la cantidad suficiente de agua al día. Nuestro organismo está compuesto aproximadamente por un 65% de agua, por ello la ingesta de este elemento es fundamental para que nuestro cuerpo funcione correctamente.  “¿Pero qué tiene que ver esto con mi piel?”, te preguntarás. La piel debe hidratarse tanto por fuera, como por dentro para que esté sana. Si lo piensas bien, la piel es un órgano que está 100% expuesto a agentes externos -como el clima, la contaminación o el maquillaje- y por eso es tan importante tener hábitos que nos permitan protegerla: tomar agua es uno ellos.  Una buena hidratación hace que los niveles de agua de la piel estén equilibrados, generando una barrera protectora más resistente para proteger zonas delicadas del cuerpo, como son el rostro. Para que esto suceda, además de beber agua constantemente, debes utilizar una crema

Mitos en la piel: ¿protector solar todo el año o sólo en verano?

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Hoy inauguramos una serie de columnas donde les estaré contando sobre algunos mitos o malas prácticas que rondan en el cuidado de nuestra piel, los que a la larga pueden traernos consecuencias indeseadas.   ¿Estás entre las personas que acabado el verano guarda el bloqueador solar hasta la próxima temporada? Si eres de ellas, te invitamos a cambiar tu rutina y acá te contamos porqué.   La radiación solar afecta nuestra piel todo el año, no sólo los días soleados y sus efectos a largo plazo pueden originar flacidez, hiperpigmentación, deshidratación, hiperqueratosis (el engrosamiento de la capa externa de la piel), entre otros. Por eso es importante el uso constante de un protector UVA/UVB.   Y no creas que si te quedas en casa puedes saltarte su uso, porque al igual que el sol, las pantallas de celulares, computadores u otros aparatos móviles también emiten una radiación, que se conoce como luz azul. La exposición prolongada a estos dispositivos, sin protección de por medio, produce un